Sean bienvenidos a un baile sacado... FIESTAE S P I R I T U AL

Mañana es Hoy.

Tenemos sed. A veces la calmamos con una copa. Negra de vino. Blanca de whisky. Y nunca nos satisface. Demasiada angustia. Demasiada.
 -Veni negro, vamos a tomar algo.
Ilusiones resbalando por los cordones. Disimulándose en los umbrales. Refugiándose en hoteles malolientes. Olientes a sudor y humedad. Algún boliche innombrable, donde el único confort reside en uno mismo. Guarida de cigarrillos que oculta fracciones. A veces también las ocultamos detrás de frases, de poemas o cualquier otro atributo guerrero. Frase alada, sin trascendencia para nadie. Porque nadie la conoce.
Y la trasnoche. Institución sagrada que a nadie convence. Porque no me van a decir, que cuando llegan a su casa o al lugar donde viven, hay algo que los reconforta. Nada viejo, nada. Solo el vacío de pasar horas enamorándose por un rato de hombres o mujeres que jamás nos acercaremos a decirles algo, sólo por miedo al fracaso. Fracaso, palabra a la que temo más que a la muerte. Pero uno sigue. Sólo hay un ganador, y habitualmente no es uno. Mi familia se achica, y por momentos pienso que no voy a tener más familia que la que tuve. Por momentos hago de cuenta que soy feliz, me imagino que seria de mi vida si no tuviese vida…y vivo. Y después, cigarrillo y cigarrillo. El vino que te pasa como si fuera agua. Y el tedio que va ganando posiciones. Y algún telo, a donde van algunos hombres y mujeres, sin saber que es un lugar donde se comercia con el amor. Y se refugian. Porque en suma vivimos refugiándonos.
La copa también es un refugio.
¿Será que estamos tan débiles por todo lo que vemos, por todo lo que no podemos hacer? Porque mira que podemos hacer cosas. Como esta por ejemplo. Escribir. Sin detenerse a leer lo de arriba. Total quien lo va a leer. Te veo mañana, se escucha.
Y mañana es hoy. Dentro de algunas horas. Cuando se afirme el sol sobre los mismos techos, cúpulas, balcones que en este momento, se pierden en la noche.
Los últimos letreros se apagan. Algunos olvidados, todavía se prenden y se apagan. Y el semáforo sigue en amarillo. Como mi vida.
Ya discutiste todo. El bostezo se sentó entre todos y, por más que fumes, no podes tener los ojos abiertos. Pera que seguir. Te vas a ver mañana.
Y llegas a tu casa de noche, la heladera vacía y los delivery cerrados. Y me acuesto pensando en que tendría que cambiar ese colchón. Y me acuesto y en ese momento muero. En cada momento pienso que muero. Los jóvenes cansados, traemos una carga de días y minutos. Nos reflejamos en cada rostro, en cada angustia. En cada alegría. Vivimos la desesperanza, el destino, el desafío. Y se me van cerrando los ojos. Espero un hasta mañana pero nadie me lo dice. Igual, no me bajoneo, el día termino pero mañana ya es hoy.

2 comentarios:

  1. No quiero que estes mal, pero no puedo hacer mucho más que escucharte y pasar horas planteando lo mismo. Te amo y estoy siempre (ya se que está de más decirlo, pero en días así en los cuales no estamos muy bien está bueno que alguien nos recuerde que esta SIEMPRE en las buenas, en las malas y en las más o menos.)

    Tu hermana.

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  2. Los muchachos se asoman a un país arrasado, donde encontrar trabajo resulta una hazaña, y sobrevivir un milagro; pero no asisten de brazos cruzados a la desgracia nacional. El sistema quiso castrar a los jóvenes uruguayos, y ellos son los más fecundos; quiso callarlos, y son los más decidores; fracasaron quienes prohibieron el agua porque no pudieron, porque nadie puede, prohibir la sed

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