La vereda medio rota y la calle empedrada, parecía ser San Telmo, hasta que aparecieron los juegos, era un enorme parque de diversiones, cada vez que tirabas un dado se hacía casa, y rogabas que te tocara el mayor número para poder tener más ventanas (cada punto era una ventana) Parecía la ciudad a la que quería irse pinocho, o una especie de país de las maravillas, o tal vez, el pueblo del Mago de Oz, era todo diversión hasta que te ganabas un dado-casa (¿Así se le dirá?... no entiendo todavía)
Entraba as a uno de esos dados, era todo blanco con manchas negras (en realidad, eran puntos deformados) parecía un dálmata, te mareaban los dos colores, no los querías ver más. Si te tocaba los que tenían un punto nomas era una casa lúgubre, casi sin luz, te hacía acordar a cualquier película de terror. El problema de esos dados es que entrabas y no podías salir, tenían puras ventanas, no una puerta, pero lo que todos se preguntaban es cómo entrabas, era como una puerta que luego desaparecía, nadie entendía bien. Los decorados, no había luz... Nunca hubo luz.
Vivir a oscuras, era una cárcel sin condena, así se sentían todos, y se acababa el cuento del país de las maravillas y todas esas películas fantásticas que te hacían creer que había un mundo increíble, y volvemos, era una película de terror, a oscuras, constantemente a oscuras, a veces pensabas, que era mejor cerrar los ojos e imaginar colores. El blanco se había transformado en negro de apoco... las ventanas de iban haciendo cada vez más chiquitas.. Ya no pudiste ver, sólo te quedo imaginar...
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